Las grandes experiencias me gusta detallarlas a tope para recordarlas dentro de unos años. La de Zegama ha sido de las mejores. Empieza el rollo:
VIERNES
Ya dejando las Bardenas Reales se veia a lo lejos el nubarron que engullia toda la zona de Navarra. Era como entrar en la boca del lobo. Ya sabiamos que dejabamos de ver el sol hasta el regreso tres dias despues así que lo aceptamos sin mas.
Una vez en el campo base de Idiazabal, empezó propiamente la preparación físico-mental previa a la prueba: Txuleta, Xorizo cocido, Esparragos gordisimos a la vinagreta y rioja en una taberna de Zerain, donde coincidimos con otra expedición catalana. Que casualidad, son con los que coincidimos Miqueu y yo en la Tracks del Diable en plena cuesta de la Muerte. Rosa dice que ya ha hecho cuatro veces la Zegama y que lo del domingo se parecerá a la edición del 2010 donde cada minuto y medio caia al suelo. Los del pueblo nos cuentan historias de las ediciones anteriores, del recorrido... en un momento se crea un ambiente fantastico. Venga un orujo para celebrarlo!!!
y a dormir digamos que forzado.
SABADO
Por la mañana tocaba reconocimiento del terreno y decisión sobre que calzado llevar. Salomon goretex nuevas con mucho taco pero un poco pequeñas con riesgo de pupa en dedos gordos o la Trabuco con taco medio mucho mas cómodas. Jaja. Parezco Fernando Alonso decidiendo los neumáticos!!! Pero la cuestión es que he oído hablar de lo lisas que son las piedras en la parte tecnica, y el taco nuevo de las salomon puede ir de fabula para el barro pero fatal para pedrolos. Mi asistente Isabelenka me acompaña hasta la ermita de Sancti Espiritu y a la cueva natural de San Adrian, que atraviesa la sierra de Aizkorri, km 19 de carrera, lugar emblemático del recorrido.
Allí hago una prueba sobre las piedras de la vía romana que baja de Aratz. Parece que se agarran. También las pruebo en descenso por pendiente de hierba mojada, barro, etcc. no hace falta pensar mas. No solo ya tengo decidido el zapato. También he desmitificado el terreno. Es el mismo barro y las mismas piedras que en la Garrotxa cuando llueve.
Eso si, el bosque es diferente. Es mágico.
Y para celebrarlo, pues menú de sidrería en Beasain, que son fiestas mayores. Ibéricos, fritos, revoltillo de hongos y Txuleton, todo regado con sidras naturales vascas, mucho menos ácidas que las asturianas.
Por la tarde, a recoger el dorsal al pabellón de la escuela de Zegama.
Ambiente vip. Kilian, Owens, Nuria Picas y unos cuantos americanos que no reconozco. Después, la reunión informativa con un montaje audiovisual que pone pelos de punta y para acabar nos invitan a queso y sidra. Que detalle. Justo al salir me cruzo con Kilian. Le deseo suerte y me da las gracias.
Después del festival gastronómico de todo el día, para cenar no me entra mas que la pasta, así que desisto de la tercera Txuleta en menos de 24 horas que ya tenia encargada en el hotel. Durante la cena le doy a Gerard, vecino de habitación, unos cuantos consejos de veterano: que se tome un ibuprofeno antes de salir, que se lleve el móvil para fotos, que lleve las zapatillas con mas taco, que lleve la riñonera con bidón...
DOMINGO
Desayunamos pastel energético típico Sucarra. Llueve. Al llegar a Zegama, la organización nos indica donde aparcar encima de la acera. Los corredores tenemos un pase sellado que visible en el coche hará que no nos multen. Continua lloviendo. Bar y café. Calentamos subiendo la famosa pista de cemento que sale de Zegama. Jaja, 180 pulsaciones en menos de 2 minutos... mejor no calentamos tanto.
Saludo unos cuanto conocidos-as de batallas anteriores. Y para el control de salida. Casi todos nos resguardamos debajo de las carpas para no enfriarnos. Solo quedan 5 minutos y aparece todo el equipo Salomon. Esto ya va en serio.
Ponen la música que motiva, cuentan atrás en vasco, y petardo. Todos a correr entre un publico que está como loco. Los niños son los mas ilusionados, parece que ven a futbolistas de primera división.
La subida de cemento la cojo con calma. Lo siguiente ya no se le puede llamar subida, es mas bien una pared de hierba. Enseguida me quedo atrás. Son 16 km de ascensión hasta el Aratz. 1.300 m de desnivel positivo. Tiempo de paso muy estricto. Pero yo me acuerdo de Cavalls del Vent. es casi lo mismo. Si
aprietas en los primeros km lo pagas toda la carrera. Así que ya os pillaré. Eso, si, vigilando mucho la primera referencia. Como mucho 53 minutos hasta el km 8 para un tiempo final de 7 horas 30. Pero hoy no valen las referencias porque el terreno es el peor de las 10 ediciones anteriores. Pero eso lo descubriré mas tarde porque hasta aquí se deja hacer. Llego al primer control en 43 minutos y descubro tres cosas: la primera bajada con un poco de desnivel ya dejo el culo lleno de barro.Además, instintivamente, mientras caigo intento agarrarme a otro corredor. Parece que no quiero caer solo. He recogido los mejores momentos. La que aparece agarrándose a las hierbas en la primera bajada de la que hablaba es Emile Forsberg, del equipo Salomon.
Lo segundo es el pasillo de gente que anima dejandose la garganta. Riete de la Behobia. No se puede explicar. Y lo tercero es el inicio de uno de los desniveles imposibles que con el barro o te tiran un cuerda o buscas camino alternativo. Y esta será la constante hoy. Perder tiempo en esquivar el camino original que después del paso de 300 korrikalaris ha quedado pulido y barnizado.
Sigamos. Unos pastos muy regados dan paso al inicio de la subida al Aratz, que es el km 16. Tiempo de control de paso 3 horas. La subida por el bosque es impresionante, única. Solo comparable a algunos bosques gallegos que vi hace tiempo. Un manto de hojas negras, arboles gigantes, piedras llenas de musgo, una neblina quieta, todo conjuntado para hacer que el tiempo ni se note. Lastima de los controles de paso.
El bosque desaparece y amigos, empieza la fiesta. El viento ya no tiene obstáculos, y ya no llueve. Nieva. Tampoco hay hierba, solo piedra que sube al directa al cielo.Porque ahora mismo estamos en una nube. El camino desaparece, los gritos de animo se oyen en la cima pero no se ve nada. Los copos de nieve son tan grandes que entran en los ojos, en las orejas, quedan pegados a la ropa. Parece navidad. Las manos no las siento. Estamos a 2 grados pero con el viento debe haber una sensacion térmica de -8 grados. Pero el premio es llegar a Aratz con 20 minutos de margen. Control rapido e inicio del descenso a Sancti Espiritu. Km 19,6. Donde me espera Isabelenka. Llevo rato poniéndola como objetivo. Ya casi está. Pero falta la famosa vía romana de piedras lisas. ningún problema. Adelanto a bastantes corredores en este tramo hasta la cueva, que también esta llena de gente, y eso que Kilian hace ya una hora que ha pasado.
En el control paro a comer barrita pues ahora llega la la joya de la corona. Un desnivel de 600 m en 2,5 km hasta el Aitxuri. Después de llenar la barriga, a pocos metros de la verde rampa de despegue Isabelenka me recarga la mente. Nos vemos en meta te lo prometo.
Los primeros pasos son de subir dos y bajar uno. Tengo que ir buscando laterales o no avanzo. El desnivel es brutal. Diría que es como la ultima parte llegando al Puigmal desde Nuria multiplicado por tres. A mitad de camino me cruzo con Mireia Miró, que no ha corrido pero ha subido a animar al Aizkorri. Me hace tanta ilusión verla que la paro, la agarro y se lo digo. No tan íntimo como con Lizzy pero me anima con unas ganas que vuelvo a tener fuerzas.Es la versión femenina de Kilian. Ya lo vereis.
Igual que en el primer pico, los arboles desaparecen para dar paso a la piedra, el viento y la nieve. Como creo que voy bien de tiempo, me decido a grabar con el móvil. Me he estado conteniendo para no perder tiempo y para que no se moje el aparato, pero ya no puedo aguantar mas. Paro a dos que bajan y les pido que abran la bolsa y enciendan el móvil pues mis manos ya no tienen tacto. Este es el momento para recordar llegando al Aizkorri.
Mientras subo, oigo las voces a lo lejos de la gente que anima en la cima. Con la niebla, no llego a visualizar lo que queda, de momento lo único que veo es esto:
No es la cima. Pero queda poco. Los copos de nieve cada vez son mas grandes.
Y si el cielo esta guapo, el suelo también.
Ya llego, empiezo a ver unas siluetas que gritan hasta la afonía.
Son pocos los que quedan animando después de mas de dos horas desde que ha pasado Kilian. Pero son los auténticos campeones de la cima. Son estos.
Este ultimo me marcaba el ritmo, que gracia.
Una vez en el control, aparece ese momento en toda carrera complicada en el que se confirma que llegaras a meta. llevo tiempo de sobra, así que ya empiezo a fijarme en la gente de los controles.
Del Aizkorri tengo que hacer cresta hasta el Aitxuri, primero bajando por una especie de camino y luego subiendo a cuatro patas a la cresta. Este momento entre las nubes y con la nieve, es lo mas salvaje que he vivido. Si en vez de estar en una carrera fuera una excursión en solitario, sin dudarlo llamaba a emergencias. Sigo el cordón de lana fosforito, que es un gran detalle cuando es imposible colocar cintas sobre las paredes de roca, y llego al ostiagorri, que es la bajada estrella de la carrera. Son 300 m de desnivel en 300 metros de recorrido. Han puesto dos cuerdas fijas de unos 100 metros para evitar disgustos. La escena es para grabarla pero el móvil se ha llenado de agua y mis manos no consiguen encenderlo. Se acabo el documental. Igual no he de cantar victoria tan pronto. Acabaré la carrera, si, pero si no me estrello por el camino...
A media bajada, agarrando la cuerda con el buff para no quemar la mano, veo el rescate de una chica con el hombro dislocado. Eso si, hay equipos de rescate por todos lados, ambulancias, voluntarios, etcc. Te puedes caer tranquilo.
Solucionado el Ostiagorri, y según todos los relatos de los abuelos cebolleta que han hecho la carrera, toca relajarse y disfrutar trotando por los pastos verdes y los senderos bucólicos. Como voy bien de tiempo, ya me paro mas en los controles a charlar con los voluntarios, paro para enseñar el dorsal a los niños que esperan bajo la lluvia con la lista de participantes para animarte por tu nombre, y sobre todo, me paro varias veces en el bosque mas alucinante en el que he estado. Si el de antes me recordaba a uno de Galicia, este no me recuerda a nada visto hasta la fecha. El verde es muy intenso y combinan con el negro. No hay mas colores. Los troncos bajos y muy anchos, el musgo hasta en la hojas, las piedras...y ostia al suelo. El pie derecho ha fallado y si no me he hecho un esguince de poco le ha ido. Que guarrazo. Sigamos.
Poco antes de llegar a la ultima tachuela, encuentro a Gerard, que va un poco perjudicado con los calambres. Aun quedan unos 13 km así que le recomiendo que pare y que estire. La subida al collado de Andraitz la hago mucho mas rápido que los anteriores picos. Eso es porque seguro que peso unos 2 o 3 kg menos. He gastado parte de los txuletones y eso se nota. En el embudo de la parte final vuelve la niebla, el frío, etc.. Esta zona siempre está a tope de gente, pero ya no son horas y solo aguantan unas 6 o 7 personas a las que animo y me animan.
La siguiente bajada por pista es el festival del barro. Si hasta ahora el barro llegaba hasta los tobillos ahora llega a las rodillas. Pero yo ya tengo un master en esto y he aprendido varias cosas. Por ejemplo. Si pisas en el reguero de agua marrón que baja a modo de riachuelo encontraras el suelo mas firme. El agua se lleva el barro y deja la superficie mas firme. Alejate del camino y baja por los margenes. Incluso por el bosque. Y sobre todo, cuando ves las marcas de los resbalones en el barro, huye. Si el barro esta mezclado con hojas no resbala pero te hundes mas. Y así, chapotenado, me he cargado los últimos km. sin parar de correr. Cuanto mas cerca estaba de meta, con mas fuerza y mas rápido corría. En los avituallamientos ya cogía la bota de vino en lugar del isostar. Mis chistes cada vez hacían mas gracia a los voluntarios.
A tres km de Zegama, con la megafonia que anunciaba los nombres de los que llegaban, ya bajaba de forma inconsciente por los pedregales. Adelantando a varios corredores de manera muy sobrada hasta que alcanzo a un monstruo de dos metros, equipado con todo lo exo de salomon, mochila Kilian incluida, que al pasarlo, cambia el ritmo y en paralelo no deja que me vaya. Las zancadas que mete son tres de las mías, y ni en subida ni en bajada se descuelga. Cada vez vamos mas deprisa en bajada llena de agua y piedras. Ninguno cede. Hay un momento que el monstruo casi se cae y entonces bajo un pelo el ritmo para que deje de ir a mi lado en paralelo. Cuando salimos al asfalto y solo queda un km lo dejo irse, mas que nada porque sus zancadas son imposibles de seguir. Luego en la clasificación he visto que es un jugador de baloncesto ruso. Andrey Semenov. Pavernos matao.
Los últimos metros hasta meta son de alegría total, saludo a todos, hago el tonto, veo a Isabelenka y me tiro al suelo antes de meta, y el detallazo final de oir mi nombre por megafonia mientras el director de la carrera me recibe. Creo que es la llegada mas memorable que he tenido.
El resumen desde que enciendo el móvil.
Cervezas, sidra, bocadillos de tortilla con jamón, y una bolsa cargada de productos típicos de premio. A los 10 minutos llega Gerard que se ha recuperado. Lastima que al rato cogemos frío y tenemos que irnos. Una vez duchados, Txuleton para recuperarnos y comentar las mejores jugadas junto a un patxaran.
Y ya está. una semana después, aún me llegan imagenes de ese fin de semana. Y cada día que pasa me doy cuenta de la enorme suerte que tuve en el sorteo de los dorsales, y sobre todo, en el tiempo que hizo, dándole un plus de merito al acabar. será difícil que se vuelvan a combinar ambas cosas.
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2 comentarios:
Que bonito Joan!!!!
Es "casi" como vivirlo en persona, así que por si acaso no llegamos nunca a hacerlo nos quedamos con tus palabras. Aunque lo malo de esto es que ya nos has metido veneno y a ver quien nos para ahora...
a ti seguro q ya no te para nadie. burraca.
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