El tercer día se anunciaba soleado, así que decidimos ir a Zermatt e intentar ver de cerca Le Cervin o Matterhorn, la montaña mas fotografiada del mundo y cuya imagen he visto toda la vida en la caja de los colores o en el l chocolate Toblerone.
Llegar hasta la base del Cervino implica dejar el coche en un parking y subir en un cremallera hasta el pueblo, lleno de casa floreadas.
Decidimos bajar hasta Zermatt a pie, pasando por varios pueblecitos y comer por el camino. Aprovecho el garmin y sigo el camino más bonito, dejando la pista para los turistas.
Comemos en una vaquería de Stafelalp adecuada como bar. El alemán va descalzo y ofrece leche recién ordeñada a sus clientes. Prefiero una cerveza.
En Zmutt, pueblecito idílico antes de llegar a Zermatt, vemos las cabañas con el mismo sistema de protección que los horreus asturianos y gallegos.
También tienen el jardín de Ricola, con mas de 20 tipos de plantas suizas que usan para sus caramelitos.
Al final llegamos agotados a la estación del cremallera. Otra jornada de mas de ocho horas de caminata. Al final tendré que hacer Le petit Raid en vez del Grand.
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