martes, 25 de agosto de 2009

Carros de Foc 1. Los principes en la cabaña del pastor.

Etapa 1: Pantà de Sallente al Refugi de Colomina.

Después de los 15 días de costumbre en la Vall de Bianya, el viaje estrella de este año era la Carros de Foc, organizado ya hace tiempo y con muchas dudas. Pero al final ha resultado una experiencia muy recomendable, llena de todo lo necesario en la alta montaña pero en especial la sensación de aventura que acompaña a toda la ruta.

Empezamos el domingo subiendo en teleférico desde la Presa de Sallente hasta el Estany Gento. Cerca de Cabdella. Desde allí solo hemos de caminar 1h45 hasta el refugio de Colomina, el más alto de los 8 previstos, a 2.395 m.


En las primeras rampas ya me doy cuenta de dos cosas, aunque tampoco le doy mucha importancia: 1) las mochilas (una de 60 litros y la otra de 40) pesan demasiado y 2) el camino no es cómodo de andar pues se compone de piedras mas o menos niveladas pero que hacen que los tobillos parezcan de goma.



Llegamos al Colomina y el guarda nos explica como funciona. Nunca hemos estado en refugios de alta montaña, así que las primeras normas son alucinantes. Cenar a las 19 h y a las 22 h se apagan las luces para dormir. El desayuno es a las 7 h. No podemos llevar las botas ni la mochila por el comedor ni dormitorio y sobre todo, no se tira papel al wc. “¿Quee?¿ Y entonces como...?”- Pues a la papelera que hay al lado- También nos asignan las camas, que a simple vista son muy estrechas.

Una vez instalados, damos la vuelta al Estany de Colomina y ya vemos que estamos en un lugar especial.

Empieza a caer el sol y los colores desbordan cualquier cosa que mires. Es lo bueno de estar en un refugio, puedes ver estos atardeceres sin preocuparte de la hora ni con prisas por llegar sin que se haga de noche.



La primera cena a las 19 h consiste en una sopa, una ensalada y lomo estofado. De postre flan. Las cenas de refugios siempre son parecidas según nos cuenta la gente con la que compartimos apretadamente la mesa.

Llega la hora de dormir y a las 22 h no tengo ni pizca de sueño, a parte, hace una calor horrible tanta gente allí metida, por no hablar del olorcillo a pies. Así que paso la noche del loro, escuchando ronquidos y otros ruidos animales. La cosa no empieza bien...

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