Como siempre, me acompaña Miqueu, con mas dudas que en anteriores ocasiones. Es la etapa reina de la lliga y el peor terreno para el. Nada que no se solucione con unas cervecitas el mismo viernes mientras recogemos el dorsal. De hecho hemos de ayudar con unos cuantos vinos en la cena del corredor al aire libre y unas ratafias en el camping antes de ir a dormir.
Aún con semejante arsenal, mezclado con dormidina, no consigo dormir bien y antes de que suene el despertador a las 4.15 h yo ya tengo los ojos abiertos.
Tranquilamente cogemos trastos y nos presentamos en linea de salida. Caras ya muy conocidas del foro y compañeros de aventuras nos reciben cuando aun no ha amanecido.
Pobre Joan, lo liamos a que nos haga una foto de buena mañana.
En la ermita se Sant Martí cogemos un conocido sendero que nos lleva cerca de Coll de Jou, donde estuve la semana pasada con la bici. Subiendo la pradera la niebla nos envuelve durante un rato pero llegando a cima, sale el sol al superar a las nubes. Otro momento a recordar.
Hemos llegado con dos horas y media de margen sobre el limite de paso. Es el primer control. Ya podemos relajarnos. La bajada dirección a Pardines es sin camino inicial. Cada uno baja la pradera libremente. Continuamos relajados.
A punto de llegar a Pardines nos encontramos con Enric. Tenemos una conexión desde el primer día en que abandonamos juntos que nos permite encontrarnos en cualquier punto de todas las carreras.
Comienza la segunda subida estratosferica del día. Estas subidas empiezan a unos 1.100 m por unos bosques frondosos y húmedos donde el calor aprieta, y terminan a 2. 400 metros con un terreno pelado, frio y ventoso.
Por el camino vemos la segunda parte del recorrido con el monstruo amenazando a lo lejos: Puigmal, con 2.911 m.
La zona de Balandrau, al que no podemos subir por una concentración de palomas blancas cachondas que elige esta época para su festival del sexo y reproducirse, no la conocía pero la encuentro preciosa. De los pocos sitios donde parece que el tiempo esta parado. A volver.
Llegamos al control de Tres Pics. Al parar hace frio. Esta será la constante de toda la carrera. Cambios pronunciados de temperatura que hace poner y quitar ropa continuamente. Menu: Ensalada de pasta de semola de cesped de la ladera del Balandrau y frutos secos oxigenados.
Bajando de Tres Pics entramos en el Valle de Coma de Vaca, que descubrí el año pasado en la ruta de los tres refugios junto a mis compañeros de aventuras, los Moflaos. Tengo que escribir la segunda parte algún día.
Del calorcito al fresco del Coll de la Marrana. Ponte el goretex. Además, el Bastiments ha desaparecido por la niebla. A lo lejos se ve como desaparece la gente que va subiendo, engullida por quien sabe que monstruo.
Nos toca a nosotros. Empieza la etapa alpina. Son 5 km de cresta y terreno a mas de 2800 m. Camino, por llamarlo de alguna manera, exigente y que no permite despistarse. Es la hora de los palos.
Ambientillo en la cima. Los voluntarios están aguantando un tiempo asqueroso durante horas.
Hasta aquí terreno conocido. La cresta que iniciamos es bastante técnica. Pasos muy delicados que nos hacen perder mucho tiempo. Las vistas a ambos lados de la cresta im pre si o nan te.
A lo lejos el Pic de l'Infern con hormiguitas que escalan su ladera. Miqueu se me ralla en este punto. Siente que va lento y que yo le presiono para que vaya mas rápido. Algo de verdad hay, pero es como cuando quieres subir una ladera mas deprisa y te cabreas por un momento, hasta que te das cuenta que no hace falta correr.
El Pic de l'Infern es de sube y baja. Al fondo, un sendero baja hacia Nuria y dejaremos por un rato las alturas. Tambien podemos decir que ha terminado la parte mas dura.
Miqueu dice en este momento que abandonará en Nuria. Ya empezamos. Físicamente esta bien pero de coco esta fatal. Esperemos que con una cerveza se le pase. Esta tan convencido, que lo abandono en la bajada para no perder mas tiempo.
Una larga bajada me lleva al refugio de Corral Blanc, primera cerveza. La gente está relajada. No tiene prisa. La mayoría pensábamos que subiríamos el Puigmal de noche y mira. L'Abadesa nos protege.
Una niebla que hace que nos perdamos en un metro cuadrado. Ya no vemos las cintas. Sacamos el gps y deducimos que el camino debe estar por encima de una pared de piedra. Retrocedemos y vemos aparecer a lo lejos una fila de 14 corredores. Su guía lleva una lintena de gran alcance que ayuda mucho. Junto a mi gps, nos ponemos en cabeza y guiamos al grupo durante varios cientos de metros, hasta que ni gps ni foco nos muestra ninguna cinta. El track esta bastante lejos y decidimos dejar el grupo, que continua buscando cintas a lo lejos. Hemos arriesgado y Miqueu y yo estamos solos en el fondo de un oscuro océano, con muchos ojos de vacas medio dormidas que nos miran. Estoy siguiendo en linea recta por un prado con la esperanza de enlazar con el track sin encontrar un precipicio en el camino. Los minutos son muy largos.
Entonces me despierto. Hasta vuelvo a correr. Y mucho.
Ademas de la Porta del Cel con Isablenka y la Olla de Nuria con el camping.