Ayer abandonaron más de 60 participantes y creo que ya son 100 en total. Todo el proyecto Priscila de David y su revolucionaria bicicleta ha desaparecido. Ninguno de los dos llegó ayer en tiempo. Un desastre. Pero lo peor no es la clasificación sino el sufrimiento de quedarte al sol a pleno mediodía por un pinchazo o por que las fuerzas fallen y quieras descansar.
El testimonio de los participantes es desgarrador:
La temperatura no bajó nunca de los 38°. Si echabas agua al bidón, en apenas cinco minutos se convertía en un caldo que quemaba la garganta. No había un árbol en el camino. Cada 25 kilómetros tenías que parar, buscar la ranura del culotte y echarte crema para que el trasero no se convirtiera en un tomate ardiendo con el contacto con el sillín.
Los labios están cortados, los brazos quemados y, según mis datos, aproximadamente he bebido como mínimo 12 litros de agua.
Mi etapa marathon del 2007. un paseito comparado con el 2008.