Gran día en el stage de orientación, donde al menos yo, he podido sentir a pequeña escala lo que es seguir un roadbook en carrera. Empezamos a las 10 h de la mañana en el hotel de Candasnos y a los 5 minutos Bárbara y Álvaro ya se habían desviado de a ruta, siendo rescatados por la moto de Carles Mas, que estuvo toda la jornada vigilando y apareciendo por donde menos lo esperabas.
Al principio cuesta, pero poco a poco le cojes el truco y ya vas advirtiendo los cambios de dirección, visualizas los caminos dibujados en el libreto y calculas las distancias que faltan entre cada paso importante. De esta forma vas siguiendo una ruta sin ningún tipo de señalización, igual que en el Dakar.
Tambien encontramos el viento del desierto, que nos hizo recordar los abanicos de la Titan que formabamos con Toni.
A mitad de camino se producen los acontecimientos. Bárbara y Álvaro, que han ido por delante del grupo durante muchos km. aparecen perdidos en un cruce al que han llegado después de cruzar un campo, continuamos juntos un trozo, con Alvaro y yo guiando, hasta que este pincha. Como hemos quedado separados en dos grupos, Miquel, Vador y Yo, por votación unánime decidimos continuar para no enfriarnos. Entre los tres vamos controlando las distancias y confirmando que los dibujos del plano coinciden con la realidad. Solo en un par de puntos nos hace dudar de la distancia marcada, pero lo solventamos con un entendimiento total, sobre todo en la parte en la que debíamos atravesar un campo arado enorme, sin caminos ni puntos de orientación, y que por intuición fuimos hacia una casa abandonada donde encontramos la pista hacia una granja oculta por el desnivel que estaba señalada en el roadbook.
Finalmente llegamos al hotel justitos de fuerzas tras 90 km y 6 horas de bici continuada, con hambre y frío pero muy contentos.
Un rato después ha llegado Alex y J.Maria, que le ha fallado el teletransporte.
Unos huevos fritos con chorizo mas dos horas de charla recuperan al grupo y para Barcelona.
Al principio cuesta, pero poco a poco le cojes el truco y ya vas advirtiendo los cambios de dirección, visualizas los caminos dibujados en el libreto y calculas las distancias que faltan entre cada paso importante. De esta forma vas siguiendo una ruta sin ningún tipo de señalización, igual que en el Dakar.
Tambien encontramos el viento del desierto, que nos hizo recordar los abanicos de la Titan que formabamos con Toni.A mitad de camino se producen los acontecimientos. Bárbara y Álvaro, que han ido por delante del grupo durante muchos km. aparecen perdidos en un cruce al que han llegado después de cruzar un campo, continuamos juntos un trozo, con Alvaro y yo guiando, hasta que este pincha. Como hemos quedado separados en dos grupos, Miquel, Vador y Yo, por votación unánime decidimos continuar para no enfriarnos. Entre los tres vamos controlando las distancias y confirmando que los dibujos del plano coinciden con la realidad. Solo en un par de puntos nos hace dudar de la distancia marcada, pero lo solventamos con un entendimiento total, sobre todo en la parte en la que debíamos atravesar un campo arado enorme, sin caminos ni puntos de orientación, y que por intuición fuimos hacia una casa abandonada donde encontramos la pista hacia una granja oculta por el desnivel que estaba señalada en el roadbook.
Finalmente llegamos al hotel justitos de fuerzas tras 90 km y 6 horas de bici continuada, con hambre y frío pero muy contentos.
Un rato después ha llegado Alex y J.Maria, que le ha fallado el teletransporte.
Unos huevos fritos con chorizo mas dos horas de charla recuperan al grupo y para Barcelona.
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